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Preguntas frecuentes de salud

Queremos que tú y tus seres queridos estén más seguros y protegidos. Para aclarar tus dudas, aquí respondemos algunas preguntas que hemos recibido. 

Lo primero es conocer las características del dolor abdominal, síntomas asociados , tiempo de evolución del dolor y antecedentes personales, para definir si estamos frente a una emergencia médica o no. No te automediques. 

El médico está capacitado para poder detectar dolores abdominales que pudiesen constituir una emergencia médica. Ejemplo: dolor persistente, tiempo de evolución mayor a 8 horas asociado a gran compromiso del estado general, sudoración y/o palidez.

Llámanos para que podamos orientarte.

Sabemos que el dolor de oídos suele generar crisis de llanto en los niños por lo que es importante calmarlo, siguiendo los estos consejos:

Apoyar el oído que presenta dolor sobre una superficie tibia, cuidando no quemar su piel.

La mayoría de estos dolores son absolutamente controlables con la administración de un analgésico vía oral, por lo que recomendamos que te contactes con personal de salud a la brevedad.

Jamás aplicar aire caliente con secador de pelo, ni humo de cigarrillo u otros.

Observa qué otros síntomas asociados existen, pues estos determinarán la conducta a seguir luego de las indicaciones iniciales para calmar el dolor (fiebre, dolor de garganta, compromiso del estado general).

Si el niño no se calma a pesar que lo ha distraído, asegurado sus necesidades básicas y no ha detectado algún síntoma que pudiese explicar el origen del llanto, debe contactarse con personal de salud. Nunca medicarlo sin la asesoría de expertos.

Si tu hijo se calma, se ve en buenas condiciones generales y no hay otros síntomas asociados, debes observarlo, y contactarte con personal de salud ante algún cambio en el estado del menor.

Si bien las crisis de llanto suelen ser una situación que genera gran alarma y desesperación en los padres, no necesariamente se debe a una situación de emergencia. Lo fundamental es evaluar si:

  • El menor tiene sus necesidades básicas satisfechas (abrigo, hambre, muda y vestimenta que no lo incomode).
  • Hay situaciones asociadas que nos orienten sobre el origen del llanto (fiebre, lesiones de piel, que señale en forma sistemática un oído, antecedentes de algún trauma importante en las últimas 48 horas, etc).
  • Se calma total o parcialmente con actividades que habitualmente son de su agrado. Ejemplos: Sacarlo de su cuna, jugar con él o pasarle su juguete favorito.

De no estar asociada la diarrea a síntomas que sugieren una emergencia, se deben concentrar los esfuerzos en mantener la hidratación del paciente. Para esto se deben administrar vía oral , sales de hidratación, y/o bebidas isotónicas; de no existir vómitos asociados, estos se pueden ingerir en volúmenes de 100 a 200 cc. cada vez que el paciente elimine deposiciones.

Si está asociada a vómitos debe administrarse líquido, de preferencia frío, de manera fraccionada (cada 5 minutos) y en volúmenes pequeños (cucharaditas) para evitar la ocurrencia de vómitos.

En general un paciente que presenta diarrea asociada a vómitos presenta mayor riesgo de deshidratación, por lo que se sugiere conversar con un médico.

La diarrea aguda es un proceso frecuente, pero es necesario poner atención a la recurrencia y a la cantidad, y si existen otros síntomas asociados que puedan constituir una emergencia (fiebre, dolor abdominal, diarrea con mucosidades o sangre).

Es fundamental preguntar y conversar con profesionales de la salud para evaluar la situación.

Lo principal es mantener al paciente en reposo, hidratado, administrando régimen líquido (agua cocida) o sales de hidratación y/o alguna bebida isotónica. Éstas deben estar de preferencia frías, y ser ingeridas de manera fraccionada (cada 5 minutos) y en volúmenes pequeños (cucharaditas), para evitar que sea vomitada por el paciente.

Hay que tener en cuenta que, en general, mientras menor sea un niño, es más posible que se deshidrate.

Los vómitos pueden ser una emergencia si son frecuentes, abundantes y/o tienen otros síntomas asociados (dolor abdominal agudo, fiebre, compromiso del estado general, sudoración, palidez). Si tú o alguien de tu familia está sufriendo de vómitos reiterados, llámanos para evaluar la situación.

Debes favorecer la ingesta de líquidos y no forzar la alimentación; limpiar las fosas nasales con suero fisiológico (en menores de edad); observar la evolución de los síntomas, y  no automedicarte con descongestionantes sin previa conversación con un médico (los descongestionantes nasales están contraindicados en menores de 2 años). Si los síntomas se acentúan debes consultar al médico.

Los síntomas del resfrío común incluyen congestión nasal,  mucosidad blanca o transparente sin gran compromiso del estado general, pudiendo o no presentar fiebre. Ésta en general no es elevada (menor de 38,5°C), y la tos es escasa.

Su duración, generalmente, no es mayor a 7 días.

En menores de un año suele aparecer rechazo a la alimentación y sueño interrumpido.

Si la fiebre persiste por 48 a 72 horas, o se asocia a síntomas sospechosos de una enfermedad de base, como por ejemplo, dolor abdominal, vómitos abundantes e incontrolables, diarrea con mucosidad y sangre, dolor torácico, confusión, cefalea intensa, rigidez de cuello y/o nuca, convulsiones, dolor al orinar, o el paciente presenta factores de riesgo (diabetes, inmunodeficiencia)  o mala respuesta a la dosis adecuada de medicamentos antipiréticos, recomendada por un médico, llámanos.

Lo fundamental es no administrar medicamentos sin consultar previamente con un médico, y tomar medidas no farmacológicas como: desabrigar, aplicar paños húmedos tibios (nunca fríos), evitar que el ambiente esté muy caluroso, y beber mucho líquido (agua).