El 17 de mayo se conmemoró el Día Mundial de la Hipertensión el cual tiene como objetivo concientizar la prevención, diagnóstico, y control sobre esta patología que, de acuerdo a los últimos informes de la Organización Mundial de la Salud, afecta a más de mil millones de adultos en todo el mundo con un rango etario de 30 a 79 años, y que provoca silenciosamente problemas cardíacos, arteriales, renales o cerebrales.
Pero para entender esta condición primero hay que saber de qué se trata esta condición.
Médicamente, la hipertensión arterial es “una enfermedad en la cual la cantidad de fuerza que hace el corazón y la sangre es mayor que la capacidad que tienen las arterias de resistir. Esto puede ocurrir porque el volumen de sangre sea demasiado grande, o porque los vasos sanguíneos están mal regulados, haciendo mucha fuerza contra la sangre que se mueve en su interior”.
Además, el Dr. Burdiles recalca que “el choque permanente de la sangre contra la pared de las arterias hace que estas se dañen, produciendo heridas microscópicas en su interior. En cada una de estas heridas, al cicatrizar, se rellenan de colesterol, haciendo que las arterias vayan progresivamente tapándose y pudiendo producirse un infarto si la arteria se tapa por completo”. Asimismo, sostiene que la hipertensión hace que el corazón tenga que hacer un mayor esfuerzo para movilizar la sangre contra esas arterias “apretadas“, provocando que “sufra por la continua sobrecarga, cambiando su forma y perdiendo de a poco la capacidad de hacer fuerza con lo que se produce una progresiva insuficiencia cardíaca”. Por otro lado, -sostiene Burdiles-, “los riñones, al recibir la sangre con mucha más fuerza de lo normal, empiezan a cambiar su funcionamiento para protegerse del daño, provocando que pierda capacidad de filtrar la sangre, lo que puede llevar a una falla irreversible de los riñones, llamado insuficiencia renal”.
¿Cómo se mide? Se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y está representada con dos números: presión sistólica (presión máxima cuando el corazón late) y presión diastólica (presión mínima cuando el corazón descansa entre latidos).
Niveles anormales y normales de la presión arterial
Cuando la presión arterial es superior a 140 (sistólica) y 90 mm Hg (diastólica), se diagnostica hipertensión, por lo que se hace necesario y urgente recurrir a un médico especialista (cardiólogo).
Mientras que, cuando la presión arterial es buena o normal y está asociada con una salud cardiovascular óptima, tiene un rango que va desde una presión sistólica menor a 120 mmHg, y una presión diastólica menor a 80 mmHg.
Síntomas de la hipertensión
– Dolor de cabeza intenso
– Mareos o vértigo
– Zumbido en los oídos
– Visión borrosa
– Disnea (dificultad para respirar)
– Sangrado nasal
– Palpitaciones o dolor en el pecho
– Confusión o fatiga extrema
Consecuencias
La hipertensión persistente y a largo plazo es considerada uno de los factores de riesgo más altos en el mundo que desencadenan:
– Accidentes cerebrovasculares
– Infartos al miocardio
– Insuficiencia cardíaca: el corazón se debilita por el esfuerzo extra
– Aneurisma arterial
– Insuficiencia renal crónica
– Arteriosclerosis: Endurecimiento y estrechamiento de las arterias
– Accidente cerebrovascular (ACV): Puede causar hemorragias o coágulos
– Demencia vascular: Daño cognitivo por reducción del flujo sanguíneo
– Insuficiencia renal o enfermedad renal crónica
¿Cuándo ir a un servicio de urgencia?
Aunque generalmente una persona no reconoce ningún síntoma hasta que la presión arterial alcanza niveles elevados y peligrosos, y con ello los síntomas, lo primordial es hacerse un chequeo médico cada cierto tiempo o medir la presión arterial al menos una vez al mes para llevar un control.
Prevención
Para prevenirla debes considerar todos los factores de riesgo que te rodean día a día. Por eso, es esencial tener claro tu historial médico y los antecedentes familiares de hipertensión. Asimismo, debes:
– Hazte chequeos anuales
– Realiza ejercicio físico aeróbico de intensidad moderada durante 30 a 45 minutos tres o cuatro veces a la semana
– No fumes
– Evita el exceso de sal
– Evita el consumo de alcohol
– Evita el exceso del consumo de grasa
– Mantén un peso ideal basado en una dieta saludable y balanceada
– Consume frutas, verduras, legumbres y pescado
Recuerda que mantener la Hipertensión bajo control mediante hábitos saludables y medicamentos adecuados en el caso de ser necesario, evitarás daños a la salud irreversibles y una gran mejora en la calidad de vida. ¡Controlarla regularmente es la clave!