Silenciosa. Así es esta enfermedad que afecta a miles de mujeres en todo el mundo. ¿La clave? Un diagnóstico oportuno.
El 19 de octubre se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Mama, fecha que busca concientizar y crear mayor sensibilidad en la población sobre una patología que afecta a miles de mujeres y que se instauró para darles apoyo e informar sobre los riesgos, entregar las claves para una detección temprana y dar a conocer los tratamientos existentes para sobrellevarla de la mejor manera.
Factores de riesgo
La genética o antecedentes familiares de esta enfermedad, lesiones específicas en la mama, edad avanzada, poseer una mama con un tejido denso o fibroso, tener obesidad en sus distintos grados, estar en constante exposición a la radiación o realizar una terapia con hormonas post menopausia, entre otros, son algunos de los factores que inciden en el desarrollo de cáncer de mama. Para mayor tranquilidad, las mujeres pueden realizarse una prueba de sangre para conocer si son o no portadoras de los genes que provocan cáncer de mama.
“Tener más de 50 años, mutaciones genéticas heredadas y antecedentes familiares de cáncer de mama o de ovarios son factores de riesgo que no se pueden cambiar, pero sí hay otros factores que son modificables como evitar el sobrepeso después de la menopausia, tomar hormonas, quedar embarazada después de los 30 años sin dar lactancia materna, o no tener un embarazo que llegue a término”, afirma la Dra. Alejandra Palma.
A todo eso se suma la composición hormonal del cuerpo, la interacción del perfil genético de la mujer, el estilo de vida y el medio ambiente en el que vive.
Síntomas
Cuando se detecta un cáncer de mama precoz, por lo general, la mujer no presenta síntomas. Sin embargo, cuando está en una etapa avanzada, los síntomas más comunes son secreción del pezón, cambios en la forma, aspecto, textura y color de la mama o del pezón, formación de hoyuelos o costras, descamación o desprendimiento de la piel, y la aparición de un bulto mamario o en la axila que presenta irregularidades en su forma, cierta dureza y que no duele.
Consejos para una detección temprana
Si bien es cierto que la autoexploración mamaria semanal es esencial, lo recomendables es acudir al ginecólogo en caso de sospecha para una revisión exhaustiva y verificar mediante exámenes como una mamografía, biopsia, ultrasonido o resonancia magnética de las mamas, que no existan cambios ni adulteraciones en su forma y tamaño, además de la realización de exámenes en la zona axilar, del tórax y cuello. Esto podría reducir el riesgo de cáncer de mama o, en caso de detectarse, realizar un tratamiento eficaz para su eliminación.
Así lo afirma la doctora Palma, quien llama a las mujeres a “realizarse el examen de autocuidado al menos una vez a la semana lejos del periodo menstrual. En caso de tener algún factor de riesgo, sobre todo familiar, tienen que llevar un control con el ginecólogo, y hacerse el examen de mamografía”.
Realizar cambios en el estilo de vida podría reducir el riesgo de sufrir cáncer de mama. Por eso, es fundamental tener una comunicación fluida con tu médico para la realización de exámenes preventivos. También debes tomar conciencia de tus mamas, conocerlas y familiarizarte con ellas para notar cualquier cambio que pudieran tener. Haz ejercicios al menos tres veces por semana, mantén un peso adecuado procurando alimentarte de forma sana a base de vegetales y frutas orgánicas. Una dieta saludable enfocada en verduras, pescados, frutos secos como semillas y legumbres aportarán todos los nutrientes necesarios para combatir o disminuir el riesgo de cualquier tipo de enfermedad.