Una de las enfermedades más silenciosas de este siglo es el mal dormir provocado por los ronquidos y la apnea del sueño. Y aunque las causas son variadas, muchas veces las personas dejan en segundo plano el cansancio o fatiga que producen los trastornos del sueño para continuar con la rutina diaria. ¡Un error grave que debes solucionar cuanto antes!
Mantener un sueño perturbador provoca -en el largo plazo- secuelas irreparables en el cuerpo que se traducen como cansancio crónico, dolor de cabeza, somnolencia y hasta patologías que pueden aumentar seriamente el riesgo de un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular y hasta latidos anormales del corazón. Asimismo, puede provocar hipertensión, diabetes, enfermedad de arterias coronarias e insuficiencia cardíaca congestiva.
Causas y factores de riesgo
Para el médico de Help, Dr. Alfredo Labarca, la apnea del sueño es un trastorno respiratorio que “se produce cuando los músculos de la parte posterior de la garganta no mantienen abiertas las vías respiratorias, provocando que la respiración se interrumpa repetidamente durante segundos o minutos”.
En cuanto al tipo de personas que tienen más riesgo de padecer esta patología, se encuentran aquellas con sobrepeso, niños con amígdalas y adenoides hinchadas, personas que sufren alguna insuficiencia cardíaca o renal, que mantienen trastornos endocrinos, que tienen antecedentes familiares y genéticos, y aquellas con malos hábitos en el estilo de vida como tomar alcohol y fumar.
Diagnóstico
Para diagnosticar la apnea del sueño y el origen de los ronquidos, el especialista médico, comúnmente el otorrinolaringólogo, se basará en su historia clínica y le pedirá realizar cambios en su estilo de vida. Sin embargo, el examen más eficaz que se le solicitará será la realización de una Polisomnografía, estudio que ayudará al especialista a reconocer las patologías que lo afectan y que no le permiten conciliar el sueño.
La Polisomnografía es un examen que se realiza durante la noche y que se puede llevar a cabo en un centro médico o en su domicilio. En el transcurso del estudio, el especialista podrá medir su actividad eléctrica cerebral, los movimientos oculares, su respiración, la oxigenación, el esfuerzo respiratorio, la posición corporal, el nivel de bruxismo, el movimiento de extremidades y hasta medirá su corazón a través de un electrocardiograma.
“Este estudio, además de medir la apnea y los ronquidos, también puede medir la presentación de otras patologías como lo son el síndrome de piernas inquietas o la parasomnia”, sostiene el Dr. Labarca, y agrega que este examen también se les solicita a personas que presentan somnolencia diurna excesiva y persistente, insomnio crónico sin respuesta al tratamiento médico, sonambulismo, epilepsia nocturna y narcolepsia.
Tratamiento
Una vez realizado el diagnóstico tras la realización de la Polisomnografía, el médico especialista le pedirá adoptar mantener un estilo de vida saludable y realizar alguna actividad física de forma regular.
Sin embargo, el tratamiento por excelencia es el uso de un dispositivo respiratorio de presión positiva continua en la vía aérea (CPAP o Continuous Positive Airway Pressure).
Esta máquina es la que se encarga de ejercer la presión de aire a través de una mascarilla nasal, bucal o nasobucal mientras la persona duerme. “Lo que hace este dispositivo es enviar un mayor flujo de aire para lograr despejar las vías respiratorias. Esto ayuda notoriamente a evitar la apnea y los ronquidos ayudando al buen dormir”, sentencia el Dr. Labarca.
Otros dispositivos complementarios son:
– Dispositivos bucales para mantener la garganta abierta.
– Oxígeno complementario.
– Servoventilación adaptativa.
– Cirugía: Uvulopalatofaringoplastia.
– Reubicación del hueso maxilar.
– Creación de otra vía respiratoria (traqueotomía).