La operación de amígdalas y adenoides es una de las más comunes durante la infancia, y aunque en muchos casos no es necesaria, en otros es inevitable. Por lo mismo, es importante saber cuándo y por qué extraerlas.
Para que sepas, las amígdalas y adenoides, durante los primeros años de vida, tienen la función de detectar diferentes microorganismos que conectan con la vía aérea y que envían esa información al sistema inmunológico para generar anticuerpos. ¡Qué sabio es el cuerpo humano!
¿Cuándo y por qué operarlas?
A pesar de que las amígdalas y adenoides son necesarias en niños pequeños, no son esenciales en la adolescencia ni en la adultez. De hecho, con el tiempo las amígdalas reducen su tamaño, mientras que los adenoides se atrofian y desaparecen de forma espontánea.
No obstante, el jefe médico de Help Rescate, Dr. Ney Tello, sostiene que las amígdalas y adenoides se agrandan por infecciones recurrentes o como respuesta a una alergia. Asimismo, cuando las personas presentan frecuentemente amigdalitis, es decir, sufren una inflamación de las amígdalas en las que obstruyen la vía aérea provocando ronquidos y apneas obstructivas (pausas en la respiración al dormir), y en que estas se tornan más rojas de lo normal, aparecen placas pultáceas, dolor de garganta, fiebre, dolor de oídos, dificultad para tragar, e inflamación de los ganglios linfáticos del cuello, la operación es necesaria.
En estos casos, -asegura el Dr. Tello-, el médico tratante, generalmente un otorrinolaringólogo, recomendará la realización de una amigdalectomía, cirugía quirúrgica en que se extirpan amígdalas. Si la recomendación médica también es extirpar los adenoides, se habla de adenoamigdalectomía. El procedimiento es ambulatorio, es decir, la persona puede irse a su casa después de la operación, y tiene una duración que varía entre los 30 y 60 minutos.
En cuanto a las complicaciones postoperatorias, estas son mínimas, pudiendo el paciente presentar:
– Dolor de garganta propio de la cirugía.
– Sangrado leve.
– Dificultades para tragar. Lo recomendable es evitar alimentos duros y mantener una buena hidratación.
Sin embargo, la recuperación es rápida, sobre todo en niños, y puede tener una duración que varía entre los siete y 14 días.