Mantener un estilo de vida saludable es lo que todas las personas deberían buscar cuando llegan a la adultez. Comer bien, hacer ejercicio, socializar y disfrutar cada día es fundamental para el buen vivir. Sin embargo, y de forma silenciosa, con el pasar de los años el organismo sufre un déficit de vitamina D, la cual es crucial para que te mantengas fuerte y sano.
Los causantes de la disminución de vitamina D son variados y, entre ellos, destaca la mala alimentación, problemas de malabsorción de nutrientes, poca exposición a la luz solar, el consumo de medicamentos que impiden que el organismo convierta o absorba vitamina D y problemas del hígado o riñón para transformar la vitamina D.
En palabras del doctor Harrison Franco, médico de Help, la ausencia de vitamina D en el organismo se produce principalmente por la “falta de exposición al sol y por una dieta deficiente de alimentos que contienen esta vitamina. Es importante entender que su deficiencia se manifiesta sobre todo en las personas que no pasan mucho tiempo al aire libre como los adultos mayores y en quienes viven en residencias. La carencia también puede ocurrir de mayor manera durante el invierno por la falta de sol y porque la ropa aísla los rayos solares”.
¿Qué hace la vitamina D en el cuerpo?
La vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el fósforo y el calcio, uno de los principales componentes de los dientes y huesos, y vital para evitar la osteoporosis. También cumple un rol relevante en el sistema nervioso, muscular e inmune, y contribuye a prevenir enfermedades como el cáncer o el Alzheimer.
Esta carencia produce “dolor en los huesos, debilidad muscular y calambres musculares. En los adultos los huesos son débiles, sobre todo en la columna vertebral, la pelvis y las piernas, y están propensos a sufrir fracturas si el nivel de esta vitamina es muy bajo”, afirma el Dr. Franco.
¿Cómo puedes obtener niveles óptimos de vitamina D?
La vitamina D necesaria para el organismo se puede obtener de tres maneras: consumiendo pescados grasos como el azul o salmón, hígado de origen animal, lácteos, yema de huevo, germen de trigo, hongos y paltas, entre otros. Otra forma es a través de la piel, mediante la exposición mesurada a los rayos solares, mientras que la última opción es consumir suplementos.
“El calcio y la vitamina D son elementos indispensables para mantener la integridad del organismo. Lo primordial es realizar una evaluación clínica anual con exámenes de sangre para conocer el valor de la Hidroxivitamina D y una densitometría ósea. Con ello se puede hacer un análisis para saber cuánto suplemento vitamínico requiere. La alimentación siempre demanda tener concentraciones sobre las 800UI diarias y, adicionalmente, un suplemento de vitamina D diario que usualmente se debe tomar por un mes. Luego lo ideal es mantener una alimentación balanceada”